¿Así es que quiere ser misionero? Discierna el llamado de Dios a las misiones del mundo

¿Cómo sabe si Dios lo está llamando al trabajo misionero de largo plazo? Es una gran decisión, así es que más vale estar en lo correcto, ¿no es así? Para muchos, la idea de descifrar el llamado de Dios en su vida parece envuelto en misterio. Tal vez quieran servir a Dios y quieran hacerlo en el extranjero, interculturalmente entre pueblos que tienen poco acceso a las buenas nuevas de Jesucristo. Pero, ¿es eso lo que Dios quiere que usted haga?

En esta corta publicación, quiero intentar quitarle el misterio a discernir el llamado de Dios en el servicio misionero. Sin embargo, primero quiero hacerle una pregunta. ¿Cómo discierne la gente el llamado de Dios en el mundo laboral? ¿Enseñar? ¿Ingeniería? ¿Diseño gráfico? ¿Gestión de restaurantes? Esa pregunta podría parecer un poco extraña porque casi cualquier otro trabajo, a parte del servicio cristiano a tiempo completo, es algo que la gente simplemente decide por su cuenta. Quizás oren un poquito al respecto, pero probablemente no esperan un llamado sobrenatural a su línea de trabajo elegida. Tienen interés en ello y se abren las oportunidades para la educación y los puestos iniciales y proceden. Podría estar equivocado, pero imagine a unos cuantos plomeros angustiados por saber el llamado de Dios para la plomería antes de usar la llave inglesa. ¿Debería acaso el servicio a Dios como misionero necesitar de algo diferente?

Servir a Dios en las misiones interculturales sí es, ciertamente, una decisión de peso porque nos afecta a nosotros y a nuestra familia, y requiere de un compromiso físico, emocional y espiritual multi-anual… y eso es solo para prepararse para ir al campo misionero y pasar la etapa inicial del estudio del idioma. Pero, ¿acaso no exige esa carrera un compromiso serio, aunque no tenga que mudarse físicamente al otro lado del mundo y aprender otro idioma? Claro que sí. Estoy convencido de que aunque comprometerse al servicio misionero no es algo que deba tomarse a la ligera, no es necesariamente tan diferente de cualquier otra decisión importante que tomemos en la vida.

Cuando algunas personas piensan en escuchar el llamado de Dios a las misiones, imaginan tener un sueño acerca de China o una voz casi audible diciéndoles que vayan acá y hagan aquello. Algunos dudan de entrar en las misiones porque carecen de la confianza en que esto es lo que Dios quiere que hagan. No espere a nada de eso. Esas podrían ser parte de la experiencia de alguien, porque Dios no llama de la misma manera a todas las personas. Pero, para la mayoría, discernir el llamado a las misiones es un proceso de varios factores que se unen para hacer que las misiones sean tanto deseables como posibles.

Si usted está convencido de que hacer el trabajo en las misiones está alineado a la voluntad revelada de Dios en la Biblia y usted quiere ser misionero

…y ha buscado en oración la voluntad de Dios para su vida,
…y su familia está de acuerdo, 
…y su iglesia piensa que usted está apto para las misiones, 
…y una organización misionera piensa que usted es apto para las misiones, 
…y usted ha recibido la educación o capacitación que usted, su iglesia y la organización misionera  de su elección han acordado,
…entonces PROCEDA. 

Dar el siguiente paso

Muchas veces en la vida no tenemos una convicción absolutamente clara de que cierto camino es el correcto sino hasta que lo hemos estado recorriendo por un tiempo. La visión en retrospectiva siempre es 20/20. Mi propio proceso de involucrarme en las misiones de largo plazo fue gradual y no estaba seguro de que iba en el camino correcto sino hasta que me había dado el salto. Comenzó con un viaje misionero de corto plazo luego de mi segundo año en la universidad. Volví a casa con la sensación de que ‘yo puedo hacer algo así’. El año siguiente asistí a una conferencia de misiones y decidí que quería ser misionero a largo plazo. Pero, ¿cómo, dónde, cuándo? ¿Dónde? Tomé un curso de misiones intensivo durante un mes el año después de eso y entendí cómo eran las cosas. Mi convicción se profundizó. Sentí que ahora sabía cuáles eran las preguntas que necesitaba hacer a futuro.

Después de la universidad, trabajé durante un año y luego solicité ir a Tailandia con OMF Internacional. ¿Me aceptarían? ¿Era esto lo que Dios quería? Mi anterior pastor de jóvenes me había preguntado cuándo iría a Tailandia y le confesé que no lo sabía porque no había escuchado nada de mi solicitud. ‘¿Por qué no habrían de querer que te unas?’, respondió rápidamente. ‘¡Por supuesto que te aceptarán!’ Y lo hicieron y fui a Tailandia durante 2.5 años, aprendí el idioma, enseñé inglés y ayudé al equipo ya existente que trabajaba para abrir iglesias. Fue una experiencia fantástica y desafiante pero, ¿qué hacer a continuación? Los estudios de seminario parecían como un prerrequisito bueno y necesario para perdurar y servir a largo plazo, por lo que presenté mi papelería para la Maestría en Divinidad. ¿O es que debía volver a Tailandia o ir a otro lugar? Una misionera experimentada me preguntó si volvería a Tailandia y le dije que no sabía. ‘¡Debes volver!’, me dijo parcamente. ‘Ya tienes el idioma, sería una pena que no vuelvas allá.’ No podía argumentar contra esa lógica. Sí sabía el idioma y había disfrutado de Tailandia y de los tailandeses, y había gran necesidad de testificar del evangelio en ese país.

Así es que estaba decidido. Iría como misionero de largo plazo a Tailandia.

Un deseo en aumento

Eso fue hace casi 20 años y mis pensamientos desde entonces siempre han sido que esto es lo que yo haría durante el resto de mi vida, a menos que Dios con claridad me dijera que hiciera algo diferente. Y claro, siempre existe la posibilidad de que me llame a hacer algo distinto. Siempre tenemos que estar abiertos a la guía del Espíritu Santo al cambiar y desarrollarse las circunstancias en la vida. Pero ya sea que Dios nos esté llamando a las misiones o a hacer algo más, el proceso es similar. Tenemos un deseo creciente por hacer algo, pensamos que tenemos aptitud para ello, hablamos con las personas en quienes confiamos para saber si somos idóneos para algo así y activamente procuramos la educación y las oportunidades para hacerlo realidad.

No es necesario un trueno o un sueño para percibir el llamado de Dios. El llamado de Dios a veces viene en maneras extraordinarias, pero con más frecuencia, él nos llama usando procesos normales. Podemos escuchar su llamado en la Biblia, en nuestros propios intereses, y con la afirmación de nuestra iglesia y otros cristianos en quienes confiamos. Sí necesitamos tomar el tiempo para orar y considerarlo, pero no necesitamos que el llamado de Dios a las misiones sea más misterioso de lo que corresponde. Y, como he sugerido, no necesitamos esperar a que ocurra una experiencia sobrenatural, pero sí necesitamos actuar en lo que Dios ya dijo. ¿Está usted llamado a las misiones? ¿Por qué no dar los primeros pasos en esa dirección y averiguarlo?

Comuníquese con su centro local de OMF para iniciar una conversación.

Karl Dahlfred
OMF Tailandia

Karl Dahlfred ha servido con OMF en Tailandia desde el 2006. Él ha enseñado de la historia de la iglesia y las misiones en el Bangkok Bible Seminary, ha colaborado en la edición y traducción de libros cristianos en tailandés con OMF Publishers Thailand, y ha participado en los esfuerzos para abrir iglesias en el centro de Tailandia y Bangkok. En el 2020, él completó su doctorado en Cristianismo en el Mundo en la University of Edinburgh y está preparándose para volver a Tailandia. Karl y su esposa Sun tienen tres hijos. Conozca más de la familia Dahlfred y lea sus blogs acá.

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